DIARIOS DE ALTA MAR

Comprando ropa a ciegas.

Hola:

Se diría que a estas alturas de la historia humana comprar ropa siendo ciego debería ser, cuando menos, una cosa relativamente fácil.
Existe la tecnología, podemos comprar en línea y otro poco de etcéteras que no voy a detallar aquí.

Pero en general ni así se puede, oiga.
Si no, dímelo usted, estimado lector luego de leer lo que sigue.

En los últimos meces adquirí una tarjeta de crédito que acumula puntos en algo llamado Livelo.
Además, suelen tener ofertas de muchas cosas para un acumulo de puntos mayor y demás que los que usen clubes de puntos sabrán de lo que hablo.

Pues allí que nos surgió a mí y a un amigo, llamémosle G para identificarlo, los dos ciegos la necesidad de comprar ropa, y ya que de paso se ganaban puntos extras, pues ala.

Con ayuda de la hermana de G y de otro amigo en común, llamado A, escogimos lo que queríamos por la página web y lo pagamos, y marcamos como entrega una de las tiendas físicas para poder realizar cambios de una vez de ser necesario.
La idea, pensamos, nos salía redonda y así nos ahorrábamos dolores de cabeza, sobre todo porque el tema de las tallas no está tan claro cuando lo que compras son pantalones.

Ayer fuimos a recoger el pedido, luego de identificarme y firmar la entrega, pedimos pasar a los probadores. Cosa que la chica muy amablemente nos acompañó y nos indicó con la encargada de aquellos.
Como está en un centro comercial grande, fuimos con la mamá de A aunque ella no es todavía ágil con el portugués, pues tampoco esperábamos grandes problemas.

  • No sabemos por qué motivo, la chica que entrega pedido no avisó a la otra de que era recogida de pedido en tienda y no compra nueva.
    En conclusión, que como pensó que no habíamos pagado y tampoco queríamos los pantalones, cuando escuchó que a mí no me quedaban y mientras G se probaba sus prendas, mandó las mías al estante.
  • Como no sabía español, cuando escuchaba que la señora que estaba con nosotros nos decía algo, o le decía algo a ella, exigía con prepotencia que le tradujéramos.
  • Perdimos 30 minutos solo en recuperar los pantalones para poder cambiarlos.
  • Ni la chica que entregó pedido ni la otra, explicó el protocolo para este tipo de cosas.
  • El chico de la caja estaba con tanta gente, y además había tantas ofertas, que directamente quería darnos cualquier cosa para intentar salir de nosotros lo más rápido posible.
  • No éramos los únicos que hablábamos español, y al ser esta una ciudad fronteriza con alto volumen de comercio, que la tienda no tenga empleados que hablen español, siendo como son de marca reconocida y con variedad de ofertas, es para preguntarse uno si realmente entienden en que contexto viven
  • Y lo peor de todo, el paternalismo, el capacitismo y la lástima que demostraron varios de los empleados...

En fin, que hoy envié reclamación a la cadena de tiendas, diciendo todo esto que les estoy contando.
Pero no deja de ser una situación cansadora, que solo era cambio de prendas y demás... para al final tener que aceptar el dinero de vuelta de parte del pedido porque no había las tallas de nosotros, perder promociones y puntos, y etc.

Seguimos sin entender que las personas con discapacidad también compramos, consumimos y demás.

Antes habría dejado pasar dicha situación, pero hoy em día voy dejando reclamos donde haga falta y si hace falta activar la justicia pues también se hace.
Espero que sigamos avanzando y entendiendo que cuando tienes um negocio nunca sabes el tipo de cliente que puedes tener, y que debes mantenerte al día y ser inclusivo o tener reflejos para situaciones inesperadas.

Hasta aquí mi queja de la compra de ropa.
Gracias por leer.